Visor del wiki Visor del wiki

Los hombres, enervados por la molicie y debilitados por el desenfreno no tenían arrestos para librar el suelo patrio de los intrusos invasores.

El viejo cacique, deseoso de hallar remedio a tantos males, reunió en consejo a los behiques y a los ancianos, quienes, después de larga y reposada discusión, resolvieron acudir al Cemí, o ídolo, para que indicara el medio más conveniente de poner fin a las devastaciones que amenazaban destruir el país.

El Cemí fue consultado, con el ceremonial del caso, y manifestó que la causa de tantos males, eran la belleza y los seductores cantos y bailes de las mujeres, muy especialmente de las que formaban la corte del cacique, pues en los areitos eran las que más se distinguían por su gracia y desenvoltura en las canciones y bailes. El remedio estaba en hacer desaparecer a esas mujeres.

Reuniéronse de nuevo en consejo el cacique, los behiques y los ancianos, y con dolor del primero, pero sometiéndose resignado a lo inevitable, acordaron matar a las siete bailadoras y cantadoras de su corte, extirpando así de raíz, como había aconsejado el ídolo, la causa del mal.

Cuando fueron los behiques y el cacique a dar cumplimiento a lo acordado, no tuvieron valor para matarlas, y determinaron desterrarlas a una isla del Sur. Algunos suponen fuera el Gran Caimán; la creencia más general es que fuera la islita que hay dentro de la bahía de Jagua, conocida hoy por Cayo Carenas.

Guardóse el más inviolable secreto, para evitar enojosas escenas de desesperación y llanto. El más astuto de los behiques les hizo creer, con falsas promesas y halagos, que se trataba de un paseo recreativo a la próxima islita, y ellas, confiadas y en medio de grandes demostraciones de alegría, dispusiéronse a embarcar en la piragua que debía conducirlas, en compañía del behique.

Ya en el mar, rumbo al Sur, en demanda de la islita, notó el behíque que sólo había en la piragua seis. Faltaba una, Aycayía, precisamente la más hermosa. Al decir de las compañeras, debía haberse entretenido engalanándose, no llegando a tiempo para embarcar.

Pensaba el behique volver a tierra en busca de la abandonada, cuando empezaron a soplar fuertes ráfagas de viento, que aquella tarde parecía rugir con más furia. Juguete la frágil piragua del irritado dios de los vientos, deslizábase rápida sobre las encrespadas olas, hasta que una ráfaga más violenta la hizo zozobrar. Las seis desgraciadas bailadoras perecieron ahogadas; pero el behique, hábil nadador, logró llegar a la costa, sin que hiciera esfuerzo alguno para salvar ni siquiera una de aquéllas.

Las indias náufragas fueron transformadas por el dios de las aguas en mujeres marinas, que alegres y juguetonas viven desde entonces en el líquido elemento, entreteniendo y adormeciendo a los pescadores y marineros, con sus cadenciosos cantares. En los días de viento fuerte, aparecen sobre las encrespadas olas y se gozan asustando a los que en débiles naves se atreven a surcar las aguas del mar de Jagua.

Los pescadores y marinos les dan el nombre de “Las Mulatas”.  

Mitos y Leyendas de Las Villas. Selección de textos y ordenamiento por Samuel Feijóo. UCLV. 1965